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El rol del Estado

Se posee una base de datos en función al rol del Estado; sin embargo se presenta una síntesis que permite entender el horizonte de estudio.

Se identifican dos corrientes, los que piensan que los Gobiernos deben otorgar viviendas a todos y los que viendo la imposibilidad de hacerlos, consideran que la carta de derechos humanos es un bonito resumen de buenos deseos imposibles de llevarlos a la práctica. Sobre el primer punto es interesante escuchar a Enrique Ortís (1999): “No se trata de que el Estado tenga que proveer de una casa y dársela en propiedad a uno que la demande, eso es imposible, ni los países socialistas en sus mejores tiempos lo pudieron hacer, aunque lo quisieron. La vivienda es un bien demasiado costoso que implica también el esfuerzo personal, el esfuerzo de los que la necesitan y el Estado tiene la responsabilidad de garantizar a la totalidad de sus miembros, la posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas”.

Y sobre el segundo, es importante considerar la “racionalidad”, en el sentido de Hegel, del planteamiento. Puede ser que ahora la carta no tenga mayor significado, pero al menos, nos proporciona un horizonte al cual pretendemos llegar. Como es bien explicado por Pisarello (2003) los componentes fundamentales del mencionado derecho son la seguridad jurídica de la tenencia, habitabilidad, accesibilidad, localización,  adecuación cultural, disponibilidad de servicios y costos soportables. ¿Qué mejor “visión” que esta para orientarnos a donde queremos llegar como sociedad?

Empero, el como llegar, es el nudo gordiano que impide concretizar tan idílica visión. En efecto, como resalta en los párrafos precedentes se reclama una acción del Estado. Sin embargo, éste en América Latina, en general, y en Bolivia, en particular, ha ido de tumbo en tumbo sin poder encontrar el rumbo adecuado. En su monumental estudio Humberto Solares (1999) da una panorámica de su rol. 

El rol del Estado se ha adecuado a la coyuntura económica. De hecho, un patrón que guía su intervención ha sido la fase del ciclo: Cuando aparecen las recesiones se reclama una mayor acción pública. Tal como señala Pablo Ramos (1983) casi nunca el sector público ha tenido la capacidad de prevenir, su accionar casi siempre ha sido reactivo.

En cuanto a políticas públicas para la vivienda. Primero, debe abordarse de manera integral porque la cuestión de la vivienda implica no solo aspectos económicos. Segundo, el acceso a la tierra es importante, pero que no se trata simplemente de establecer regulaciones duras es vital poner atención en la forma en que es implantan para no generar una mayor informalidad. Tercero, las soluciones habitacionales “de grupo” no funcionan. Las experiencias del siglo pasado en nuestro país muestran que la “tugurización” está a la vuelta de la esquina por este camino. Cuarto, no es suficiente con contar con un plan de ordenamiento urbano, hay que saber cómo aplicarlo, especialmente porque en economías de mercado no se puede obligar a la gente a seguir el plan. Quinto, la autoconstrucción contiene elementos muy importantes, sin embargo, no basta con asumirla como Estado, porque se encuentra fácilmente cerca de dejar todo en “manos de los pobres”; la acción del Estado debe tener su propia personalidad.

(Redaccion Central del Equipo de Investigacion No. 12)

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